Río de Janeiro es un ícono brasileño y el destino más conocido del país en todo el mundo, y atrae a millones de turistas cada año. Es la segunda ciudad más grande del país, reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad por su Paisaje Cultural Urbano y, recientemente, capital mundial del libro para el año 2025. La ciudad es un gran encuentro entre el espíritu humano y la grandeza natural. La efervescente cultura que fascina a visitantes de todo el mundo está enmarcada por un exuberante paisaje natural, escenario para quienes buscan ecoturismo y deportes.
Armação dos Búzios es un hermoso punto turístico, ubicado en la zona tropical del subcontinente sudamericano, bañado por las aguas del océano Atlántico, soleado durante la mayor parte del año y habitado por gente agradable de todos los rincones del planeta que disfrutan de sus 23 playas.
La rambla capitalina, el balcón de acceso a más de 30 kilómetros de costa, es uno de los principales atributos de Montevideo y un paseo imperdible para sus habitantes que suelen recurrir a ella para tomar mate y realizar extensas caminatas. También lo son la cantidad de espacios verdes, parques y jardines que posibilitan múltiples opciones al aire libre.
Un barrio histórico Patrimonio de la Humanidad, quesos que dan que hablar en todo el mundo, y óptimas condiciones náuticas son algunos de los motivos por los que no podes dejar de visitar el oeste. Colonia del Sacramento es uno de los más importantes referentes turísticos del Uruguay, recibiendo miles de visitantes durante el año. A tan sólo una hora de Buenos Aires por barco, y a dos horas de Montevideo por carretera, Colonia del Sacramento es un remanso donde el visitante se encuentra con la cultura, la historia y la magia de un destino ineludible en el Río de la Plata. El encanto de la ciudad está vinculado a la particularidad de su historia.
Santiago se fundó como ciudad hace más de cuatro siglos, de la mano del conquistador español Pedro de Valdivia. Sin embargo, su historia se remonta a los tiempos en que pequeñas comunidades indígenas eligieron este fértil valle como lugar de asentamiento. Aprovecharon para ello el benevolente clima y la gran cantidad de recursos naturales existentes.